La dirección del vehículo es un sistema de seguridad que le permite modificar su trayectoria con el fin de poder seguir el rumbo que necesite el conductor en el momento que lo desee. En el caso de un tren, por ejemplo, este se mueve a partir de la dirección que esté desarrollada en los desvíos y en los raíles. Sin embargo, en los automóviles esta situación es diferente. La razón es que en los vehículos que se desplazan sobre ruedas es posible cambiar la dirección a partir del volante disponible. De este modo, a medida que el coche o la moto avanza, entre otros medios de transporte, quien lo dirige solo tiene que modificar el ángulo de deriva, que se forma entre la trayectoria de la rueda y el plano de esta última, de las ruedas directrices. De este modo, al crearse una fuerza entre el eje de giro y la calzada, el vehículo gira.

La dirección del vehículo

A día de hoy, la dirección del vehículo es un sistema de seguridad que se emplea en la mayoría de turismos, todoterrenos o vehículos industriales, entre otros. Esta funciona a partir de rótulas que son capaces de conectar las manguetas con los tirantes de dirección y con los brazos de la suspensión. Debido a los tres grados de libertad que existen en este tipo de medios, es fácil marcar una diferencia entre el movimiento horizontal de la dirección y el movimiento vertical de la suspensión. Normalmente, este tipo de sistemas, que se caracterizan por ser compactos, utilizan una barra de dirección transversal en la que se usan diversos elementos. Entre ellos se encuentran los siguientes:

  • La columna de dirección articulada.
  • El volante.
  • Las manguetas.
  • La barra de dirección y la caja de dirección en un único módulo. Este está formado por la propia cremallera de dirección. Ahora bien, en algunos casos es posible encontrar en el mismo conjunto la barra de dirección y un sistema de recirculación a bolsas.
  • Las rótulas, que son un tipo de unión que favorece la independencia del movimiento horizontal del movimiento vertical de la suspensión.
  • Los brazos de acoplamiento, que son tirantes conectados a la masa suspendida y a la no suspendida a partir de rótulas.

Cuatro ruedas directrices

Con el fin de controlar un vehículo de cuatro ruedas con la máxima eficiencia, es necesario hacer uso de un sistema de dirección que las implique a todas ellas. Estos sistemas ya empezaron a desarrollarse durante la Primera Guerra Mundial, concretamente en algunos tractores militares. Las cuatro ruedas pueden ser dirigidas en la misma dirección, aumentando la capacidad de maniobra de determinados vehículos, como los agrícolas, a la vez que crece su mantenimiento, permitiendo que se desplace de manera lateral; o también pueden ser dirigidas en la misma curva en direcciones opuestas, consiguiendo que se reduzca el radio de giro del vehículo.

En el caso de que queramos centrarnos en automóviles de pasajeros, hay que poner la vista atrás y situarse en el año 1987 para encontrar el momento en el que empezó a desarrollarse su aplicación en serie. Concretamente, fue cuando Honda tuvo la idea de crear un sistema de estas características en su Honda Prelude. De este modo, de forma indirecta forzó a otros fabricantes a seguir sus mismos pasos con tal de alcanzar esta innovación que tanto éxito tuvo. Una de las mejores ventajas que aportó fue el comportamiento del vehículo a alta velocidad. Por otro lado, fabricantes como Toyota, Mazda o Mitsubishi sugirieron un sistema opcional de accionamiento hidráulico. Sin embargo, Honda se mantuvo fiel a un sistema mecánico que se adaptaba perfectamente a la velocidad a la que circulara el medio de transporte en cuestión.

Gestión electrónica

Fue a principios de los noventa cuando Honda apostó por la gestión electrónica en su modelo Honda Prelude. En esta ocasión el sistema, que se basaba en la velocidad de giro del volante y en el ángulo, era gestionado de manera electrónica. De este modo, el tacto de conducción era totalmente eficiente a la vez de que se despejaban todo tipo de dudas en su funcionamiento.

Por otro lado, otras marcas decidieron optar por las variantes de este sistema electrónico en coches de gama alta y también en otros vehículos, como los 4×4. En el año 2008, Renault fue pionero en crear una dirección activa en su modelo Laguna III. Este trabajaba conjuntamente con el ESP denominado, en un principio, Active Drive. Este nombre pasó a ser más adelante 4Control. Este sistema daba la oportunidad, a partir de un servoactuador y de un calculador electrónico, de girar las ruedas traseras hasta los 3,5º a un máximo de 60 kilómetros/hora. A partir de los 60 kilómetros por hora, las ruedas traseras comenzaban a girar en el mismo sentido que las delanteras. Asimismo, BMW creó su propio sistema en el BMW serie 7 en combinación con la tracción total.