Cuando una persona compra un coche, debe de saber que el seguro del vehículo es obligatorio. Obviamente, a nadie le apetece pagar todos los años una cantidad económica para poder afrontar algo que todavía no ha pasado. Sin embargo, como los accidentes ocurren cada día y nadie está libre de verse involucrado en uno, debe hacer frente a una cuota para, en el caso de que ocurra alguna situación de estas características, afrontar todo el proceso dentro de la ley y con el apoyo de una aseguradora que nos ayudará de forma económica o a través de otros servicios que pueden sernos muy rentables en un momento determinado.

Ahora, lo que hay que hacer antes de contratar el seguro de un vehículo es analizar nuestra situación, el tipo de coche que tenemos y el uso que le damos a este último. No es lo mismo tener un garaje privado que aparcar el coche en la calle. Tampoco es la misma situación conducir los fines de semana que hacerlo todos los días, realizando numerosos kilómetros. Igualmente, coger el coche por ciudad no es similar a hacerlo constantemente por autovía. Por ello, antes de pagar por servicios que, en principio, no necesitamos, es importante analizar qué tipos de seguros hay y cuál se adapta mejor a nuestras circunstancias.

¿Qué tipos de seguro de vehículos existen?

Tal y como hemos dicho en el párrafo anterior, no es necesario pagar por aquello que no se va a usar. Ahora, tampoco es aconsejable dejar de lado servicios que puedes llegar a echar de menos aunque no sean frecuentes, como el de la grúa a más de 100 kilómetros. Por ello, es importante conocer los tipos de seguros para saber realmente cuál se adapta mejor a nuestras circunstancias.

Seguro a terceros

Se trata del seguro más básico y sencillo de todos los que existen. Es el mínimo que exige la ley. Sin estas prestaciones, no se puede circular con el vehículo. Este debe incluir el seguro de responsabilidad civil. Asimismo, cubre los daños personales y materiales que el vehículo asegurado provoque a terceros. Ahora bien, el coche y el conductor asegurados se quedan fuera de la protección del seguro obligatorio. Por otro lado, también incluye la asistencia de viajes, la defensa jurídica y la reclamación de daños. Además, completa las coberturas que ofrece el seguro a terceros la reclamación al Consorcio de Compensación de Seguros por daños personales o del vehículo asegurado por terrorismo, catástrofes naturales o actuaciones en tiempos de paz de las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad del Estado.

Seguros a terceros ampliados

Teniendo en cuenta las demandas de los conductores a día de hoy, las aseguradoras han ido aumentando su oferta del seguro a terceros para que las pólizas que contraten sean menos básicas. Sin embargo, no llegan a ser tan completas como lo serían aquellas que son llamadas a todo riesgo. Muchos de estos servicios se pueden elegir de manera independiente o en formato de paquetes. Todo depende de la compañía. Podemos mencionar, por ejemplo, la cobertura de la rotura parcial o total del parabrisas o de las lunas. Asimismo, también está el seguro por incendio o la reparación de los daños que pueda sufrir un vehículo en el caso de que atropelle a un animal. Por otro lado, el conductor también puede contratar mayor protección e, incluso, asistencias más concretas, como la defensa en multas de tráfico o el robo del vehículo. En definitiva, se trata de un seguro muy interesante para aquellos conductores que quieren vivir más tranquilos y deseen tener una solución a mano en el caso de que se den problemas más cotidianos de lo que en un principio se esperan.

Seguro a todo riesgo

Si hay un seguro completo es el seguro a todo riesgo. Además de contar con las coberturas, servicios y asistencias obligatorios al conductor y a su coche, también entran otros que completarían el seguro a terceros, como el robo del vehículo o la rotura de las lunas. De este modo, las pólizas protegen al coche y al conductor de accidentes, independientemente del causante del mismo. También estaría protegido ante daños o golpes al vehículo mientras estuviera estacionado. Por otro lado, la defensa de las multas de tráfico o el vehículo de sustitución también formarían parte del seguro a todo riesgo.

Es importante destacar que existen seguros con franquicia. Estos suelen ser, en un principio, más baratos que los de a todo riesgo. Sin embargo, solo cubrirían una parte del daño ocasionado. Antes de nada, se fija una cantidad, por ejemplo, de 300 euros. De ser así, si el coche sufre un daño inferior a esa cifra, el responsable del vehículo deberá asumir todo el coste. Sin embargo, a partir de los 300 euros, la cantidad la asumirá la compañía.

Teniendo en cuenta la información anterior, cada uno debe analizar qué le conviene más o menos. En estos casos, también se tiene en cuenta el valor del vehículo. Cuanto más bajo sea, más se suele optar por un seguro más básico.